El influencer libertario revivió una vieja fake news sobre Raúl Alfonsín para justificar que el Presidente detenga periodistas, en medio de los ataques del gobierno a los medios de comunicación.
En plena ofensiva de Javier Milei contra los medios, su seguidor y vocero extraoficial más estridente, Daniel Parisini —conocido como El Gordo Dan— pidió públicamente que el presidente “meta preso a algún periodista por decreto, como hizo Alfonsín”. La frase provocó un inmediato repudio en redes y una catarata de correcciones históricas que desmintieron su versión de los hechos.
La referencia del influencer libertario alude al decreto 2049 firmado por el expresidente Raúl Alfonsín en octubre de 1985, en el marco de un estado de sitio tras una ola de atentados con explosivos y amenazas contra figuras del gobierno democrático. Aquel decreto ordenaba la detención de 12 personas acusadas de participar en un complot golpista. Entre los detenidos hubo militares retirados, civiles y algunos comunicadores, como el periodista Jorge Vago, el analista político Rosendo Fraga y Daniel Horacio Rodríguez, del diario La Prensa.
Pero la medida no estuvo dirigida contra la labor periodística, ni se trató de un intento de silenciar a la prensa. Fue una acción de emergencia en un contexto de extrema tensión institucional y riesgo de desestabilización, muy lejos de lo que el libertario intenta instalar como antecedente para justificar la persecución a periodistas críticos del actual gobierno.
La distorsión de los hechos por parte de Parisini se da en un momento especialmente delicado: Javier Milei viene atacando públicamente a medios como Página/12, C5N, Canal 9 y elDiarioAR, al mismo tiempo que reduce presupuestos, desfinancia la publicidad oficial y cierra agencias públicas como Télam, en un claro intento por debilitar el ecosistema mediático.
Mientras tanto, el Gordo Dan —con su estilo provocador y violento— sigue marcando el tono del ala más radicalizada del oficialismo en redes sociales. Pero esta vez, el pedido de meter presos a periodistas “por decreto” encendió las alarmas y fue interpretado como un peligroso avance autoritario disfrazado de fanatismo.